[HOMENAJE] El IEP conmemora un año del fallecimiento de Julio Cotler

El Instituto de Estudios Peruanos le rinde homenaje a Julio Cotler, uno de los más destacados pensadores y académicos del país, quien formó parte de nuestra casa como director e investigador. Conmemoramos el primer año de su fallecimiento.

A un año del sensible fallecimiento de Julio Cotler (un 05 de abril del año 2019), quien fue uno de los más destacados pensadores del país, aportando en gran medida a estudios sobre ciencias sociales para el Perú, el Instituto de Estudios Peruanos le rinde homenaje a través de una serie de publicaciones haciendo un recorrido desde sus investigaciones y su gran aporte pensando el Perú, hasta su vida personal desde la mirada de sus amigos y colegas más cercanos.

[SEMBLANZA] Julio Cotler (1932-2019)​

Antropólogo y sociólogo, peruano de primera generación, de padres procedentes de Moldavia, Julio Cotler nació en nuestro país en abril de 1932. Pasó sus primeros años en el Rímac, pero fue en Breña, en el barrio de Chacra Colorada, donde pasó la mayor parte de su adolescencia y juventud. Estudió en el colegio San Andrés, al que siempre agradeció su formación, tanto por las lecturas como por la participación que se propiciaba entre estudiantes y profesores. Del barrio de Breña y del colegio conservó muy buenos amigos que lo acompañaron a lo largo de su vida.

Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde optó por la carrera de Antropología. Inicialmente quiso estudiar historia pero en ese tiempo pedían memorizar demasiadas fechas y eso lo desalentaba un poco. Si bien siguió los cursos de Antropología, la joven carrera no le ofrecía todo el conocimiento ansiado. Eso se compensó en gran medida con lo que aprendió en las conversaciones con estudiantes como él, que eran ávidos lectores y discutían todo tipo de temas sociales y políticos en los patios sanmarquinos. Sus trabajos iniciales en Huarochirí dieron lugar a su tesis sobre San Lorenzo de Quinti, quizás su único trabajo enteramente antropológico, antes de decantarse por el estilo ecléctico, que incorporaba técnicas y referentes de diferentes disciplinas, que caracterizaría y enriquecería su obra posterior.

Como estudiante universitario, al igual que muchos jóvenes de su generación, se acercó inicialmente al comunismo. En Arequipa, en los cincuenta, participó en la lucha contra Odría. Conoció la prisión y por cosas del destino terminó en Huancayo (cuando pensaba que lo deportarían a Brasil). Allí, al igual que en los patios sanmarquinos, pudo dialogar con otros presos políticos y seguir aprendiendo y formándose. Pese a estar en la prisión con líderes guerrilleros, Julio no optó por el camino de la insurrección, aunque siempre tendría presente la lucha contra el autoritarismo como bandera que lo acompañaría en toda su trayectoria.

En un viaje por la sierra de Lima como parte de una investigación conoció a Leonor, quien fue su compañera a lo largo de todos esos años. Ella solo tiene palabras de agradecimiento a ese hombre generoso, como ella misma dice, con quien tuvo cuatro hijos. Juntos viajaron a Francia para que Julio continuara sus estudios, pues se había dado cuenta de que lo que realmente quería estudiar era sociología. En Burdeos realizó su doctorado en Sociología, teniendo como profesor y asesor de tesis a François Bourricaud.

Al término de su doctorado se fue a trabajar a Caracas, al recién formado Centro de Estudios del Desarrollo, de la Universidad Central de Venezuela. Posteriormente viajó a Boston a trabajar en el Massachussetts Institute of Technology. Esta experiencia internacional le dio la oportunidad de iniciar un fructífero intercambio con otros investigadores latinoamericanos y con latinoamericanistas de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, él siente que debe regresar a nuestro país para estudiar los cambios ocurridos durante sus años de ausencia. En 1967 se incorpora a San Marcos como profesor, y también al Instituto de Estudios Peruanos como investigador. En esta primera etapa en el IEP produce “La mecánica de la dominación interna y del cambio social” (1968), que aparece en el primer número de la serie Perú Problema del IEP. El libro es una crítica a la visión dualista del Perú como dos esferas separadas, una moderna y otra atrasada. Julio plantea que estas dos esferas se vinculan entre sí y que este vínculo es clave para comprender la dominación de las élites, anclada en la fragmentación de los dominados, las relaciones de cooptación y el clientelismo. Diferentes versiones de este artículo se publicaron posteriormente en algunas revistas internacionales y contribuyeron a consolidarlo como uno de los principales intelectuales de la región.

A fines de los sesenta presenta el artículo “Pautas de cambio en la sociedad rural”, donde avanza en el desarrollo de la metáfora del “triángulo sin base”, que se convertiría en su interpretación sociológica más famosa. Según sostiene Cotler, la sociedad peruana se caracterizaría por la fragmentación, la falta de conexiones horizontales entre sus miembros y relaciones directas y verticales con las élites. La fragmentación de la sociedad y la relación de clientelismo serían las bases estructurales de la sociedad.

Tras el golpe de estado del general Juan Velasco Alvarado, Julio Cotler detectó el autoritarismo del velasquismo, pese a las reformas que promovía. En su lectura, la participación de la sociedad solo se daba dentro de los márgenes de control del régimen, algo que no iba de la mano con la defensa de la democracia. Si bien Julio entendía que el gobierno de Velasco era quizá uno de los más intensos periodos transformadores del país, consideraba que el hecho de que no primara la democracia haría que fracasara.

Con investigadores como Aníbal Quijano, César Germaná, y Rodrigo Montoya, editó la revista “Sociedad y Política” (1972-1983). Esta publicación buscaba aportar a la investigación de la realidad peruana y a la reflexión teórica en América Latina. En ella escribió un artículo que dio pie a su deportación en el año 1974.

Julio quería escribir un libro sobre Velasco, pero se dio cuenta de que para hacerlo tenía que analizar la historia (desde la colonia) que nos llevó al golpe. Conceptos clave que ya había creado, como el triángulo sin base y la herencia colonial, explicaban el proceso. En México, país al que había sido deportado, terminó de escribir Clases, estado y nación en el Perú (1978). Dice que pensó que sería el volumen inicial de un proyecto más grande, pero cobró vida propia y se convirtió en un clásico de las ciencias sociales. Un libro que lleva más de cuarenta años y que sigue siendo clave para entender el devenir peruano.

Si hay algo que caracterizó a Julio es que nunca se dejó seducir por el gobierno de turno, fue crítico con Fujimori, pero también con García o Kuczynski. Asimismo, a Julio han acudido políticos de izquierda y de derecha, ha dialogado con todos y ha mantenido siempre una postura crítica, algo que generó respeto por parte de quienes lo han escuchado. Uno de sus principales aportes a las ciencias sociales y políticas fue su convicción de que la investigación debía ser comparada, con una crítica permanente a la insularidad de las ciencias sociales peruanas y a la creencia de que Perú era un caso excepcional.

Julio fue un intelectual honesto, pero sobre todo, generoso, siempre dispuesto a discutir los temas de investigación de los demás, siempre aportando en las presentaciones de otros proyectos. Escribió mucho sobre el clientelismo y fue una de las personas más opuestas a generar cualquier tipo de relación clientelar con asistentes de investigación o investigadores más jóvenes. Su presencia siempre contribuía al debate honesto con base en argumentos, lejos de la crítica fácil o la adulación.

Fue director general del IEP en los ochenta. Además, integró el comité directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y fue miembro del comité editorial de la revista Latin American Research Review, entre otros. A lo largo de su vida recibió diversos premios y distinciones, entre ellos la beca John Simon de la Guggenheim Memorial Foundation, el doctorado honoris causa de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el Premio Nacional de Cultura por su trayectoria en ciencias sociales y el Premio Kalman Silver de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), por su contribución al desarrollo de las ciencias sociales en la región.

Su espíritu crítico ha permeado siempre al IEP, esperamos que este espacio sirva para que el público pueda acercarse a la obra de Julio, a su opinión, tan vigente hasta el día de hoy.

Premios y reconocimientos

El Dr. Julio Cotler fue merecedor de variados reconocimientos por su gran trayectoria académica y su constante compromiso por la democracia.

  • (2010) Doctorado Honoris Causa, otorgado por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
  • (2012) Premio Kalman Silvert, otorgado por la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA)
  • (2012) Palmas Magisteriales en el grado de Amauta, otorgadas por el Ministerio de Educación por su contribución al progreso de la educación, la ciencia y la cultura del país.
  • (2013) Distinción “Personalidad Meritoria de la Cultura”, otorgado por el Ministerio de Cultura, en reconocimiento a su labor en favor de la promoción y fomento de la lectura en el país.
  • (2013) Orden al Mérito Mérito Municipal en el Grado de Gran Cruz, otorgado por la Municipalidad Metropolitana de Lima en reconocimiento a su importante contribución al desarrollo del país.
  • (2014) Premio Southern Perú a la Creatividad Humana y medalla “José de la Riva-Agüero y Osma”, otorgada por Southern Copper-Perú y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Este reconocimiento se le otorgó en mérito a su aporte en las especialidades de Humanidades y Ciencias Sociales, incluidas Economía y Derecho.
  • (2014) Medalla al Mérito Cívico en el grado de “Defensor de la Democracia”, otorgada por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), en reconocimiento a su trayectoria en defensa de los valores democráticos y cívico-electorales.
  • (2015) Premio Nacional de Cultura, otorgado por el Ministerio de Cultura, en reconocimiento a su trayectoria en reconocimiento a su contribución a la investigación de las ciencias sociales en el Perú.

 

Julio Cotler es nombrado Doctor Honoris Causa de la PUCP (2010)

El 10 de junio del 2010, Julio Cotler fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Pontificia Universidad Católica del Perú en reconocimiento a sus aportes a los análisis de la realidad nacional a lo largo de varias décadas de trabajo. La ceremonia se llevó a cabo en el Auditorio de la Facultad de Derecho y contó con la asistencia de autoridades, profesores, estudiantes e invitados, entre los que destacaba la Defensora del Pueblo Beatriz Merino.

Julio Cotler recibe el Premio Kalman Silvert (2012)

Julio Cotler recibe el Premio Kalman Silvert (2012), otorgado por la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) en la ciudad de San Francisco el 05 de noviembre. El Dr. Cotler fue reconocido por su contribución al desarrollo de las ciencias sociales en el continente.

Julio Cotler recibe el Premio Southern-Perú a la Creatividad Humana (2014)

El 27 de noviembre del 2014, el Consejo Permanente del Premio Southern Perú a la Creatividad Humana reconoció con la medalla “José de la Riva-Agüero y Osma” al Dr. Julio Cotler, por “su aporte en las especialidades de Humanidades y Ciencias Sociales (incluidas Economía y Derecho)”.

Julio Cotler recibe el Premio Nacional de Cultura Categoría Trayectoria (2015)

Julio Cotler recibe el «Premio Nacional de Cultura 2015», otorgado por el Ministerio de Cultura en la categoría «Trayectoria», en reconocimiento a su trayectoria personal así como a su contribución a la investigación en ciencias sociales en el Perú. La ministra de Cultura, Diana Alvarez Calderón y el presidente de Petro-Perú, German Velasquez, hicieron entrega del premio durante la ceremonia realizada en el Gran Teatro Nacional.

 

En el siguiente enlace puedes ver la lista de reproducción de algunas de las ceremonias de reconocimientos recibidos por Julio Cotler

https://bit.ly/2XWRI1F

[VIDEO] Amigos y colegas recuerdan a Julio Cotler

El 12 de abril, conmemoramos el que hubiera sido el cumpleaños número 88 de Julio Cotler con un video especial en donde amigos y colegas recogen algunas de las anécdotas que vivieron con él y reflexionan sobre su trabajo, su trayectoria y su vida.

Recordando a Julio Cotler, por María Isabel Remy, investigadora principal del IEP

Quiero comenzar este recuerdo de Julio Cotler, uno de los más grandes e influyentes intelectuales peruanos, trayendo a estas páginas una de sus preocupaciones iniciales sobre la sociedad peruana, que articularon mucho de su obra y de sus reflexiones hasta el final; un rasgo que traba nuestras posibilidades de consolidar la democracia y de solidificarnos como nación: la fragmentación o su incapacidad de superar tendencias a la disgregación. Ese fue uno de los temas más fuertes de su obra y de sus reflexiones sobre el contexto político.

Es el tema de uno de sus más notables y tempranos textos, «La mecánica de la dominación y el cambio social en el Perú», un texto de 1967. Para mí es uno de sus mejores trabajos porque levanta una trama de análisis desde lo profundo de la sociedad rural hacia el país en su conjunto y las esferas de poder nacionales, lo que permite que el texto siga vigente a pesar de las transformaciones introducidas por la reforma agraria y la eliminación del latifundio.

Esta vigencia, a diferencia de lo que sucede con otros estudios de esos años, se asienta en el hecho de que su análisis, y eso es una constante en los trabajos de Julio Cotler, busca responder no preguntas específicas o puntuales, sino las grandes preguntas sobre el Perú su futuro.

Su análisis rompe con el indigenismo (incluso el de sus maestros en etnología de San Marcos) y con el romanticismo a la hora de considerar a los campesinos indígenas. Sin perder su empatía con ellos, sin dejar de indignarse por su sufrimiento y su humillación, analiza la sociedad rural como fragmentada, parte de una sociedad nacional sólo integrada por hilos o líneas de poder que impiden la construcción de solidaridades.

La fragmentación nacional de base étnica se reproduce como herencia colonial. Cotler identifica una fragmentación horizontal, entre los indígenas y entre los mestizos, que termina siendo la forma como se reproduce al interior del país una estructura económica de dominancia exportadora, dependiente, que no genera solidaridades e identificación ni siquiera en las propias élites que, a su interior, compiten y se enfrentan por acceder y controlar pedazos de poder. En uno de sus últimos estudios se refiere a la élite empresarial nacional, compuesta por familias con mucho poder, que no apuestan por su articulación en organizaciones: las organizaciones empresariales tendrían menos poder que sus integrantes.

La imagen del “triángulo sin base”, felizmente imaginada por Julio Cotler y propuesta en la «Mecánica de la dominación», es la imagen de una sociedad sin solidaridades en la que todos buscan por sus propios medios, individualmente, vincularse a los sujetos más cercanos con acceso a recursos de poder (dominio del castellano, capacidad de elegir, posibilidad de acceder a algún cargo local, control de recursos productivos…). De manera absolutamente pionera, en 1967, en el Perú racista, con intelectuales y políticos que eventualmente buscaban proteger a los indígenas, pero no reconocerlos en igualdad de derechos y capacidad de ejercerlos, Julio se dio cuenta de que ninguno de los partidos «modernos», ni el APRA, ni Acción Popular, ni la Democracia Cristiana, exigió el voto de los analfabetos y más bien sus aparatos nacionales incorporaban estos pequeños vértices de poder local. Incluso los portadores de modernidad se adaptaban a la exclusión.

El recorrido de Julio Cotler por la sociedad rural para comprender los mecanismos nacionales de dominación y reconocer sus rasgos profundos, creo que es uno de los aportes metodológicos más importantes de su obra: la exigencia de mirar desde dentro, desde lo más profundo; diseccionar el país y encontrar sus trabas, sus profundas limitaciones; aquello que es indigesto, que preferimos no mirar. De ahí su habitual pesimismo y sus comentarios descamados, sin concesiones.

La fragmentación social, política, territorial que veía en el país, llevó a Julio Cotler a discutir no sólo interpretaciones, teorías, análisis, sino también la política cotidiana. ¿Cómo quieren impulsar la descentralización en un país que nunca logró integrarse? Nos preguntaba a los descentra listas, y aún le debemos una respuesta…

He comenzado estas líneas evocando uno de sus textos iniciales, el que personalmente más me gusta, pero hay dos rasgos más de su manera de ser que quiero resaltar. El primero, que su preocupación no fue sólo por los libros y las teorías en ciencias sociales (aunque era un extraordinario lector, siempre al día y siempre tenía a mano una sugerencia bibliográfica nueva y útil a lo que una venía trabajando), sino por el análisis de coyuntura y del comportamiento de los actores políticos vistos desde su profunda convicción democrática y su profunda capacidad crítica. Para esta lectura permanente y crítica del espacio público, Julio impulsaba la realización en el IEP, su casa, de las Mesas Verdes de coyuntura, reuniendo políticos, académicos y periodistas, en las que era infaltable y donde todos los asistentes esperaban oír su palabra y él se nutría escuchando a los demás. Política y academia, en Julio, siempre fluyeron juntas y eso marcó una línea práctica en el IEP.

El segundo rasgo es su generosidad intelectual. Este hombre, invitado de universidades de todo el mundo, reconocido internacionalmente, que generaba una primera plana cuando aceptaba una entrevista política en un periódico, dejaba siempre su puerta abierta para que todos y todas entráramos a hablar, a preguntarle su opinión, a comentar la coyuntura o pedirle sugerencias y críticas para una investigación en curso. La anécdota personal que evoco al recordar este rasgo suyo fue la primera vez que hablé con él. Era el I Congreso Nacional de Historia en 1984 y yo (investigadora joven y un poco asustada), vi después de mi ponencia acercarse a Julio Cotler y hablarme con interés sobre el tema, hacerme sugerencias (siempre alguna bibliografía) y animarme a seguir adelante, con una horizontalidad impresionante. Como la mía, su generosidad tocó muchas vidas.

He hablado de su mirada dura, descarnada, sin concesiones, sobre el país y sobre la política y sus actores. Pero no puedo dejar de mencionar cómo lo vi derramar lágrimas, cuando en una reunión Carlos lván Degregori nos narraba casos terribles que había recogido para el Informe de la Comisión de la Verdad. Julio Cotler comprendía, amaba y también sufría el país.

Fue uno de los grandes personajes contemporáneos del Perú, de los más grandes que recuerdo. Su legado nos deja una valla muy alta y seremos mejores científicos sociales y mejores analistas y mejores peruanos si lo tenemos siempre a la vista.

[VIDEOS] Julio Cotler: sus mejores entrevistas

Eppur si muove (“Y sin embargo, se mueve”). El Dr. Cotler fue constantemente consultado por la prensa acerca de la coyuntura y realidad nacional, por su capacidad de localizar al país en un contexto internacional y su constancia para mantenerse crítico ante cualquier afán populista o dictatorial del gobierno de turno. Aquí podrás encontrar una selección de sus mejores entrevistas.

[Video] Seminario “Cuarenta años de Clases, Estado y nación en el Perú”

Recordamos el seminario «Cuarenta años de Clases, Estado y nación en el Perú», de Julio Cotler, celebrado en octubre del 2019. Este libro, considerado un clásico de las ciencias sociales peruanas y latinoamericanas, es parte de la esencia del IEP y representa la búsqueda incansable del Dr. Cotler por pensar el Perú y dejarnos las grandes preguntas sobre el país.