Esta columna fue escrita por uno de los ganadores del concurso de ensayos ENADES 2022. Puedes leer el ensayo completo aquí.
Durante los últimos años, el Perú ha mostrado un crecimiento económico sostenido, con cifras positivas en lo que respecta al aumento del empleo formal y la reducción de la pobreza (Schuldt 2005, INEI 2021). Sin embargo, esto no se ha reflejado necesariamente en las poblaciones más vulnerables, donde todavía se perciben grandes desigualdades con respecto a la distribución de la riqueza. Frente a esta dicotomía, Cotler (2011) señala que los peruanos suelen tomar una de las siguientes posturas: por un lado, (a) existen personas que defienden el modelo económico debido a que ha demostrado tener más éxito que otros proyectos sociales impulsados por gobiernos socialistas y, por otro lado, (b) se encuentran aquellos que critican el modelo económico actual, pues consideran que gran parte de sus logros solo han favorecido a los grupos de mayor nivel socioeconómico y el grueso de la población en situación de pobreza continúa siendo desatendido. Ante este panorama complejo en el que se desarrolla el país, valdría la pena pensar qué tipo de posturas se encuentran asumiendo los peruanos en la actualidad con respecto a la situación de desigualdad y si todavía se mantiene vigente la dicotomía entre estos dos grupos. Por ello, el presente estudio tuvo como objetivo identificar perfiles de percepción de desigualdad económica usando la base de datos de la Encuesta nacional de percepción de desigualdades (Enades).
Para la formación de perfiles se consideró, en primer lugar, un grupo de variables vinculadas con la percepción de la desigualdad económica: (a) qué tan aceptable considera que es la desigualdad en el país, (b) percepción sobre qué tan desigual es el Perú económicamente, (c) aumento de la brecha económica entre ricos y pobres en los últimos años, c) percepción acerca de la principal característica que podría dar mayor ventaja para obtener una buena posición económica en el Perú y d) mejora de oportunidades económicas en los últimos años. En segundo lugar, se consideraron otras preguntas que hacían referencia al grado de acuerdo que tenían los participantes en relación con los siguientes enunciados: a) en el Perú, todos tienen iguales oportunidades para salir de la pobreza; b) las personas pobres son pobres porque desaprovechan las oportunidades; y c) en el Perú, una persona pobre que trabaja duro puede llegar a ser rica.
Además de las variables para formar los perfiles, se utilizaron cinco más para ser añadidas a un modelo de regresión multinomial y de esta manera poder caracterizar mejor a la muestra. Estas fueron: el nivel socioeconómico (NSE), la edad, la ideología política, la percepción sobre la gravedad de la desigualdad que sufren grupos vulnerables (mujeres, personas no blancas, personas LGTBIQ, entre otros) y la percepción sobre qué tan desigual es el acceso a servicios públicos.
A partir de la información recogida se identificaron tres perfiles a través de la técnica estadística de clases latentes. El primer grupo fue denominado como los Críticos, que representó el 33,73% de la muestra; el segundo grupo fue el de los Optimistas, con el 21,83%; y, finalmente, el de los Conservadores, que resultó el más grande (44,44%).
El grupo de Críticos tuvo mayores probabilidades de indicar que el Perú es un país con mucha desigualdad económica, pero al mismo tiempo consideró que esta desigualdad no debería ser aceptable. Además, mostró un mayor desacuerdo con la idea de que todos los peruanos tienen las mismas oportunidades o que la gente pobre es pobre por desaprovechar oportunidades. A pesar de que los Críticos reconocen la existencia de la desigualdad en el país y la consideran inaceptable, ellos perciben que tienen una mejor situación económica que la de sus padres; en otras palabras, estarían percibiendo cierta reducción de brechas entre generaciones. Esto además se complementa con la información del modelo de regresión multinomial, pues se aprecia una alta probabilidad de que las personas de este grupo pertenezcan a los niveles socioeconómicos más altos. Además de ello, resalta en este perfil las probabilidades de considerar la situación de desigualdad de grupos vulnerables y la desigualdad en el acceso a servicios públicos como temas de mayor importancia. En otras palabras, parecería que este grupo estaría en contra de todo tipo de desigualdad. Con respecto a la edad, resulta interesante que haya más probabilidades de que en este perfil se encuentren personas menores de cuarenta años. Sin embargo, no existe una tendencia tan marcada como en los siguientes dos grupos.
El perfil de Optimistas mostró una tendencia opuesta a la de los Críticos. En este caso, perciben menor desigualdad en el entorno y, además, no consideran esta situación tan inaceptable. Sumado a ello, suelen estar más de acuerdo con enunciados que resaltan la importancia del trabajo duro y del esfuerzo propio para salir de la pobreza. Si bien podría ser positivo creer en la igualdad de oportunidades y en que el trabajo que produzca una persona se asociará directamente con sus logros futuros, estos mensajes podrían ser nocivos en tanto enfocan toda la responsabilidad en la persona e ignoran las variables estructurales que podrían influir en la ruptura del ciclo de pobreza, pues no es una tarea sencilla (Escobal y Ponce 2012). Esto quizás se observa de manera más clara en el enunciado “las personas pobres son pobres porque desaprovechan oportunidades”, donde existe un 51,23 % de probabilidades de que estén de acuerdo con esto.
Otro aspecto que resalta en este grupo es que son los que consideran en mayor proporción tener una situación económica peor que la de sus padres, y, además, esto condice con su nivel socioeconómico, pues existen altas probabilidades de que pertenezcan a los estratos más bajos. Este resultado es revelador en tanto confirma que dichas creencias orientadas a salir de la pobreza a través del trabajo propio no se asocian necesariamente a un mejor nivel socioeconómico. A diferencia de los Críticos, la pertenencia al perfil Optimistas sí guarda relación con la variable de edad, pues son las personas de mayor edad (de 60 para arriba) las que tienen mayores probabilidades de encontrarse en esta categoría. Por último, con respecto a las variables vinculadas con la percepción de desigualdad en relación con grupos vulnerables y la desigualdad en el acceso a servicios, no se observa que estén relacionadas con este perfil. Sería posible asumir que, para este grupo, el tema de las desigualdades no les genera ningún tipo de actitud positiva o negativa.
Finalmente, los Conservadores resultaron ser una mezcla de los Críticos y los Optimistas. Por un lado, al igual que los Críticos, reconocen la existencia de la desigualdad en el país y también consideraron tener una situación económica mejor que la de sus padres. Sin embargo, muestran porcentajes similares a los Optimistas en lo que respecta a la probabilidad de aceptar la desigualdad y, además, manifiestan su acuerdo con enunciados vinculados con la importancia del esfuerzo propio y el trabajo duro para salir de la pobreza, así como el asumir que no salir de esta es responsabilidad principalmente de las personas pobres. El modelo de regresión multinomial confirma que, al igual que los Críticos, estos tendrían altas probabilidades de pertenecer a niveles socioeconómicos altos, pero no consideran como grave la desigualdad que sufren las minorías ni tampoco muy desigual el acceso a servicios públicos.
En suma, los perfiles descritos permiten identificar de una forma sencilla las principales formas en las que se configuran las actitudes hacia la desigualdad en la muestra de la Enades. Esto, a su vez, complejiza la dicotomía entre críticos y conservadores discutida por Cotler (2011) y brinda luces sobre nuevas formas en las que se podrían analizar las actitudes para poder entender futuros conflictos sociales e intenciones de participación ciudadana.
______________________________________________________________________________
* Psicólogo social de la Pontificia Universidad Católica del Perú con experiencia en análisis cuantitativo con bases de datos nacionales e internacionales a gran escala. Actualmente se encuentra trabajando como especialista del área de Factores Asociados de la Oficina de Medición de la Calidad de los Aprendizajes (UMC) del Ministerio de Educación.
Referencias bibliográficas
Cotler, Julio (2011). “La desigualdad en el Perú”. En Julio Cotler y Ricardo Cuenca (eds.), Las desigualdades en el Perú: balances y críticas. Serie Estudios sobre desigualdad. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
Instituto Nacional de Estadística e Informática (2021). Las nuevas cifras de pobreza 2021. Disponible en <https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/pobreza-monetaria-2021-cies-10-05-2022.pdf> (última consulta 12/02/23).
Schuldt, Jürgen (2005). Bonanza macroeconómica y malestar microeconómico: apuntes para el estudio del caso peruano, 1988-2004. Lima: Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico.