[COLUMNA] «La historia y sus lecciones aprendidas», por Roxana Barrantes

Lee la columna escrita por nuestra investigadora principal, Roxana Barrantes, para Juego de Caigüa  ► https://bit.ly/3qnyEtP

Anímese a responder estas preguntas, cortesía de un experto

Me encuentro dictando un curso de introducción a la Economía del sector público para una maestría ofrecida por la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP, donde soy docente a tiempo completo. Durante las primeras clases, varias preguntas de los asistentes me hicieron reparar en la necesidad de ofrecer, al menos, una clase sobre la historia económica del Perú. Para no pecar de atrevida —por ignorante—, invité a un docente especializado en el tema. Y para evitar que fuera una clase “perdida”, y que la “ganancia” se manifestara en una reflexión a la medida de las horas dedicadas, le solicité a mi colega unas preguntas para el examen parcial. A continuación, comparto las preguntas y las respuestas.

¿Cuáles fueron los principales instrumentos económicos del sistema colonial en el Perú? Fueron dos: la mita y el tributo. De alguna manera, ambos habían sido utilizados también en el imperio incaico, pero en el sistema colonial se buscó controlar la fuerza de trabajo de manera forzada u obligatoria en las minas. A través de la mita y el tributo, el Estado español maximizó la apropiación del excedente de la fuerza de trabajo indígena. Ambos instrumentos se mantuvieron vigentes por los casi 300 años de la Colonia y el tributo se mantuvo durante los 200 años de República con el moderno sistema de impuestos y de recaudación tributaria. Lo que está en cuestión en el siglo XIX es quiénes pagaban y quiénes no pagaban tributos, en particular, la población indígena. Aunque el trabajo forzado desapareció legalmente en la República, sí es posible identificar diferentes mecanismos de apropiación de la fuerza de trabajo desde el enganche o la migración, como la de la población china para el trabajo en las islas guaneras, así como la esclavización de poblaciones de islas de la Polinesia con el mismo propósito.

¿Considera usted que ya se completó el proceso de formación del Estado-Nación en el Perú? Este tema provoca una discusión interminable. Se recuerda mucho el texto de Mariátegui en sus Siete Ensayos, o el texto de Cotler en Clases, Estado y Nación. El argumento principal para responder que no se ha completado, es nuestra falta de integración en el territorio nacional, no solamente desde el punto de vista espacial o físico, sino, fundamentalmente, desde el punto de vista étnico-cultural. Lo que hoy en día se conoce como exclusión social hace que, en la práctica, ya sea por prácticas de discriminación o por políticas de exclusión, no tengamos una sociedad debidamente integrada. En ese sentido, el alcance de las políticas públicas es limitado y, por lo tanto, no se puede considerar que el proceso de formación del Estado nacional en el Perú se haya completado.

¿Qué lecciones se pueden desprender acerca de la calidad del gasto público durante el reciente boom de crecimiento económico en el Perú 1995-2015? Sobre este tema, el punto central es que, como se dice de manera coloquial, se nos pasó el barco. No aprovechamos el boom para asignar de manera inteligente las rentas que trajo la extracción. El grueso de la recaudación que quedó en las arcas fiscales fue dirigido a infraestructura física, y no se invirtió inteligentemente en capital humano y en capital social; además, se desaprovechó una oportunidad de oro para aumentar la inversión pública en ciencia y tecnología y en desarrollo de capacidades de gestión. Se asignó casi todo a capital físico.

¿Plantea alguna recomendación para mejorar la calidad del gasto público en un próximo ciclo de crecimiento económico en el Perú? Como ya se adelantó, el principal foco para mejorar la calidad del gasto en un próximo boom se encuentra en la ciencia y la tecnología. Debemos encontrar las reglas que nos permitan asignar de manera transparente y eficiente una buena proporción de esa recaudación en mejorar el sistema universitario público y en mejorar los sistemas de investigación en ciencia y tecnología.  De alguna manera, un componente adicional está en aquello que hoy en día las ciencias sociales llaman capital social, esto es, las capacidades de gestión de los gobiernos locales y regionales.

Y usted, lectora, lector: ¿está de acuerdo con el experto en historia económica?