Lee la columna de Patricia Zárate, investigadora principal del IEP, por la conmemoración del día de la mujer
Cada 8 de marzo conmemoramos el día de la mujer en honor a mujeres trabajadoras que perdieron la vida en una fábrica en Estados Unidos. Este fue el inicio de una fecha histórica, sin embargo, hemos ido añadiendo otras demandas en las que vamos avanzando.
En 1979, La Asamblea General de Naciones Unidas adoptó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), a partir de ese momento muchas cosas han ido cambiando a nivel internacional y en nuestro país. Ahora nos parece impensable ciertas actitudes o acciones contra la mujer. Ha habido una serie de iniciativas legislativas y políticas que promueven la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, quedan pendientes muchos aspectos que pueden dar lugar a que las mujeres desarrollemos plenamente nuestros derechos. La salud reproductiva es uno de ellos, las mujeres deberían ser libres de decidir si quieren o no tener hijos, y no solo eso sino, cuándo, cuántos y cada cuánto tiempo quieren tenerlos. En un país donde el embarazo adolescente es elevado, 12,6% a nivel nacional, (10,1% en urbano y 22,6 en rural), el desarrollo de las jóvenes se puede ver frustrado, arrastrando una serie de problema para ellas y para sus hijos. Algunas de esas jóvenes son madres solteras y otras (casi 1 de cada 5) conviven con su pareja antes de los 18 años.
Es por ello tan necesario seguir trabajando en la importancia del uso de métodos anticonceptivos modernos. Solo Bolivia tienen indicadores menores a los nuestros en este tema. Cómo han tenido que enfrentar estas mujeres jóvenes la pandemia por covid-19, cómo han podido enfrentar el cuidado de sus hijos, sobre todo en zona rural donde muchos jóvenes dejaron de trabajar debido a la pandemia, son temas que aún no conocemos concretamente, pero tenemos mucho que hacer para mejorar esta situación.
Gracias a los movimientos de mujeres y su activa participación y demanda en la esfera estatal, tenemos un buen marco legal (leyes perfectibles, pero bastante buenas), sin embargo, para que los cambios surjan efecto se requiere una buena gestión y un cambio en las mentalidades tanto de hombres como mujeres. Es necesario y urgente seguir cambiando las cosas y no ponerle más trabas a la igualdad de género.