Lee la columna escrita por nuestra investigadora principal, Roxana Barrantes, para Juego de Caigüa ► https://bit.ly/3sfLxXu
Es momento de conversar sobre economía y desaceleración.
Que si estamos en recesión, que si esta es técnica o no técnica. Lo cierto es que las tasas de crecimiento de la actividad económica en los últimos años son raquíticas. Lo que puede ser un número más en medio de varios a los que los economistas estamos acostumbrados, se traduce en nuestra vida cotidiana en más tiempo de espera para conseguir un empleo, mayor incertidumbre sobre los resultados de la toma de decisiones en nuestros negocios o de menos clientes para nuestros emprendimientos. Pero ahí no terminan las ansiedades, porque al realizar un trámite en el sector público, probablemente este demore más ―porque hay menos personal― o nos den indicaciones equivocadas ―porque los trabajadores tienen menores calificaciones―.
Lo que puede ser evidencia anecdótica en cada ejemplo sobre cómo han cambiado las cosas comparadas con la situación de hace una década tiene un correlato en números, y estos se encuentran en las estadísticas que regularmente publica el Banco Central de Reserva del Perú. En la última nota semanal, presenta las estadísticas sobre el PBI de junio.
Recordemos que el PBI mide el valor total de los bienes y servicios producidos en el país, y que los economistas estamos más preocupados por los cambios, es decir, por las tasas de crecimiento (o de decrecimiento) que por los niveles (el valor total del PBI suele ser una cifra esquiva aún para los iniciados).
Tenemos varias maneras de reportar ese cambio en junio de 2023, entre ellas el crecimiento interanual ―es decir, comparar el nivel de junio 2022 con el de junio de este año―; o el mensual ―es decir, comparar el nivel de junio 2023 con el de mayo último―. Este último balance no tiene mucho sentido porque el mes de mayo, con su Día de la Madre, es uno que suele ser de gran actividad económica y, además, tiene 31 días; mientras que junio solo 30, uno feriado, y el Día de Padre no suele activar tanto el comercio. Entonces, se suele reportar primero y enfatizar la tasa de crecimiento interanual, ya que permite comparar periodos similares en cuanto al tipo de actividad en la sociedad o el número de días feriados. Por lo mismo, y sin ir muy lejos, no se puede comparar junio con julio.
En junio de 2023 la actividad económica decreció en 0,6% interanual. Respecto del PBI de actividades extractivas (o primarias), El Niño ya nos ha tocado porque la primera temporada de pesca dio resultados insignificantes, por lo que, comparado con junio de 2022 ―donde sí tuvimos primera temporada―, resulta en una contracción de 68,9%. Pero la pesca solo pesa 0,4% de la torta completa del PBI. El contraste estuvo en el aumento importante de la actividad minera, porque es el primer junio que registra la producción de Quellaveco y, el año pasado, las Bambas estuvo paralizada. El resultado neto en junio pasado de la actividad primaria fue un crecimiento interanual de cero.
El PBI no primario sí decreció en 0,7%, dominado por caídas en manufactura no primaria y construcción. Este comportamiento es muy preocupante porque la construcción tiene grandes efectos multiplicadores, es decir, de amplificación de la actividad económica. Parece que los escándalos de corrupción que han manchado al sector no dejan de pasar factura.
Estos datos decepcionantes sobre el PBI contrastan con el crecimiento de 3,1% interanual en el empleo formal a nivel nacional. En el sector privado, el empleo aumentó 4,6% interanual, donde destaca el crecimiento en el sector servicios. Por el contrario, en el sector público, el empleo disminuyó en 0,6% interanual. Si sus trámites se están demorando, como ya dije quizá se trate de falta de personal.
Pero el aumento en el número de empleos formales no se acompaña de un alza de la masa salarial ―el valor total de las remuneraciones―, que solo creció 0,4% en términos reales, descontando la inflación. A pesar de que crece el número de empleos, crece muchísimo menos el monto total pagado a los trabajadores.
El panorama económico muestra una dinámica lenta, una desaceleración, que es importante revertir. Para ello necesitamos no solo mejor gestión pública sino mejor política, a secas. Devolver la confianza será un proceso largo y es urgente comenzar ya.