La reforma política, como la de justicia, ha ido caminando dentro de un fuerte clima de tensión en el vínculo del gobierno con el legislativo. Cada avance ha sido fruto de muchas negociaciones dejando la sensación de que unos quieren cambio y otros…no tanto. Se ha avanzado en lo legal, pero con pocos consensos.
La posición de la ciudadanía ante la percepción de una conflictiva relación entre el Congreso y el ejecutivo (54%) está hoy dividida. Una proporción importante demanda mayor firmeza por parte del ejecutivo frente a un Congreso que se percibe como obstructor (39%) y un grupo equivalente considera que el diálogo entre gobierno y legislativo debe ser el camino a seguir (42%). ¿Quiénes son los protagonistas en este proceso? Un presidente del Consejo de Ministros con una aprobación de 34% que, si miramos cuál era la foto política de sus antecesores en el mismo mes patrio, vemos que tiene la mejor evaluación en los últimos siete julios (dicho sea de paso, ocho presidentes del Consejo de Ministro en siete años).
Del otro lado, un Congreso con una aprobación bastante baja si se compara con el julio de otros años. Solo superior a la de julio del 2018, antes del pedido del referéndum por parte de Vizcarra, y semejante a la del último año de Humala. Del Solar se ha ido haciendo un espacio liderando la negociación del ejecutivo con la comisión de constitución en el Congreso. La próxima semana el parlamento tendrá un nuevo presidente de mesa directiva y habrá que observar qué tipo de dinámica se establece entre ambos poderes del Estado.